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En los últimos años ha proliferado la oferta de clínicas dentales y, debido a esta circunstancia, afloran las dudas a la hora de decantarse por una opción cuando de resolver los problemas odontológicos se trata. Muchas pueden ser las razones que llevan a los pacientes a elegir en uno u otro sentido; sin embargo, al final, todo se resume en que al hablar de odontología, estamos hablando de algo tan serio como la salud de las personas.

En este post destacaremos algunas de las claves que hay que tener en cuenta a la hora de elegir con criterio en manos de quién poner nuestra salud bucodental.

Todo tratamiento gira en torno a cuatro factores:

Los profesionales. El equipo humano que hay detrás de cada clínica, no solamente compuesto por los médicos odontólogos y especialistas en cada materia, sino también por los auxiliares o asesores.

Los pacientes. La parte más importante del tratamiento, las personas detrás de cada caso, de cada problema que hay que resolver. Con la capacidad de elección de una numerosa oferta y cada vez más canales de información a su disposición, el paciente y las facilidades que tengan están en el centro de la ecuación.

La clínica.Instalaciones vanguardistas, accesibles, cómodas, donde cualquier tratamiento en cualquiera de sus fases pueda ser realizado, evitando esperas innecesarias o desplazamientos. Un lugar de refugio donde el paciente pueda sentirse seguro, a gusto y relajado.

El precio. La necesaria cualificación del personal y la calidad de los materiales e instalaciones para realizar los tratamientos, son las razones por las que los tratamientos odontológicos no son precisamente baratos. El asesoramiento financiero y las facilidades de pago son signos de fiabilidad.

A la hora de elegir, es importante tener en cuenta estos términos:

Experiencia.– La experiencia demostrada y avalada con años de casos de éxito es un motivo importante. En tiempos donde proliferan nuevas clínicas, con algunas no exentas de escándalos, un equipo médico profesional y experimentado es una garantía a la hora de acertar con la decisión.

Confianza.– Si se tiene un medico de cabecera, ¿por qué no tener un odontólogo de confianza? Contar con un histórico es una de las claves a la hora de agilizar procesos y saber qué hacer y cuándo hacerlo. Conocer a los pacientes, tratar a varios miembros de la familia, etc. establece un clima de confianza y un vínculo de confort para ambas partes.

Especialización.– Un profesional del ramo en cada área, cada tratamiento y cada parte del proceso. Desde el personal de recepción, hasta el asesor financiero y todos los especialistas que tengan que intervenir. Se trata de una orquesta donde cada uno tiene que ser un virtuoso de su instrumento con el fin de ofrecer la mejor interpretación.

Comunicación.– Al tratarse de un equipo multidisciplinar, la comunicación entre sus miembros garantiza el éxito. Realizar todas las pruebas diagnósticas necesarias y ponerlas en común entre los especialistas es una fórmula de estar al servicio del paciente con un plan de acción que asegure resultados satisfactorios. Esa comunicación, vital entre los miembros del equipo, es también básica a la hora de explicar el porqué de cada decisión al paciente.

Excelencia.– La velocidad con la que la tecnología avanza cada día en todos los aspectos de la vida hace que los especialistas médicos tengan que estar pendientes constantemente de la evolución de las técnicas, los tratamientos y cualquier avance tecnológico y procedimental que vaya surgiendo. Lejos de estancarse en el pasado, un buen profesional está pendiente de todo ello, a la última, tanto en conocimiento, como en medios, si lo que se pretende es poner la excelencia como uno de los principales argumentos al servicio de sus pacientes.

Empatía.– Un profesional es, ante todo, una persona que trata a otra persona cuando esta se encuentra con un problema de salud de la índole que sea. Ponerse en el lugar del paciente, compartir inquietudes y anteponerse a sus necesidades hará que éstas se resuelvan de una manera eficaz.

Comodidad.– Con el paciente en el centro de la ecuación de una clínica seria, ofrecer horarios que se adapten a lo nuevos ritmos de vida es básico. Las clínicas deben estar al servicio del paciente, no a la inversa. Y el tiempo es bien muy valioso como para hacer perderlo.

Disponibilidad.– En la era de la comunicación es de obligada condición estar disponible por múltiples vías. De manera presencial, a través del teléfono, el mail, las redes sociales. El cuidado eficaz no empieza cuando el paciente llega a la clínica, sino en atenderle de la forma más rápida, versátil y fácilmente posible. Ya se trate de un seguimiento o de una urgencia.

Identificación.– Compartir los valores de una ciudad o área geográfica es compartir inquietudes comunes, identificarse con una manera de ver las cosas, lejos de las políticas de otros modelos de negocio basados en la estandarización que no tienen en cuenta los valores propios de las personas de cada zona donde interactúan.

Accesibilidad.– Amplios espacios, comodidad en el tránsito, etc. no todos los pacientes tienen las mimas necesidades, pero las clínicas dentales tiene que ofrecer una solución para cada necesidad.

Eficacia.– Una clínica dental moderna y funcional es la que se ocupa de cada caso desde la prevención hasta la solución. Entrar con una consulta y poder realizar todas las pruebas diagnósticas necesarias en el mismo entorno, en las manos del mismo equipo profesional que te tratará de forma integral hasta resolver el problema es vital.

Asesoramiento.– Hablemos a nivel médico, preventivo o financiero, el equipo profesional de una clínica dental debe poder exponer al paciente todas las posibilidades a la hora de abordar un problema, con sus pros y sus contras, para una elección acertada. Desde las formas de enfocar un tratamiento, hasta las fórmulas de financiarlo.

Pasión.- Para acertar con la elección de una clínica dental, debemos encontrar en ella un equipo que transmita cariño, dedicación y amor por un trabajo que no significa más que mejorar la vida de las personas que llegan.