¿Cuándo aplicar un tratamiento de ortodoncia?


Con los conocimientos científicos existentes, en la actualidad ya nadie pude dudar de que los problemas dentales son causa y síntoma de muchos problemas físicos de toda índole. Una apropiada y correcta salud bucodental mejora las condiciones de vida de las personas, no sólo en el plano físico, sino que, también, se antoja fundamental en el plano estético, en la imagen que proyectamos al exterior.

En este post vamos a hablar de la ortodoncia. Se trata de un tratamiento que tiene como objetivo la corrección de los defectos e irregularidades de la posición de las piezas dentales y que, desde tiempos de los antiguos griegos y etruscos, más de 700 años A.C., que es desde cuando tenemos las primeras evidencias de su aplicación, afortunadamente, se ha avanzado mucho. Los avances en tecnología de materiales y técnicas de aplicación están mejorando considerablemente las condiciones de los pacientes que se tratan de este problema. Diferentes materiales que, además, han conseguido camuflar estéticamente su aplicación a aquellos pacientes que les producía rechazo, o ser más que visible, tendencia, en aquellos menos reacios. Mientras el fin sea bueno y esté encaminado a la mejora de las condiciones de salud, los gustos de cada cual han de respetarse.

Estética y salud son dos términos que, en muchas ocasiones van cada uno por su lado. Sin embargo, en el caso de la boca, pocas cosas pueden estar más estrechamente relacionadas. Una perfecta alineación de las piezas dentales, no sólo es más agradable a la vista y refuerza la confianza y seguridad de uno mismo con respecto a sus semejantes, sino que es una demostración y síntoma de una mejor funcionalidad. Un buen profesional odontólogo, es consciente de la gran importancia del tratamiento de ortodoncia a la hora de esquivar muchos problemas que pueden venir asociados en el futuro, si este no se lleva a cabo a tiempo. Hablamos, por ejemplo, de dolores de cabeza, de espalda o problemas digestivos, así como las infecciones derivadas de la pérdida de piezas dentales. Por ello, la ortodoncia velará por corregir y evitar la manifestación exterior de muchos potenciales problemas internos.

El ortodoncista, como ocurre en el conjunto de la boca, no es una pieza aislada, necesita del resto de piezas para alcanzar el grado óptimo de efectividad. Ahí es donde entran en juego el resto de profesionales especialistas que deben formar un equipo multidisciplinar que se apoye en todos los diferentes aspectos que tienen relación entre sí, como los protésicos, periodoncistas, etc. Ya no se trata de casos aislados, todo guarda relación. Y esta evidencia es la que hace necesario acudir a clínicas que dispongan de un equipo con la capacidad técnica y humana autosuficiente para poder evaluar, asesorar y ejecutar la solución de los problemas del paciente desde una visión de 360º.

¿Cuándo aplicar un tratamiento de ortodoncia?

La raíz de los problemas dentales que nos llevan a recibir un tratamiento de ortodoncia pueden ser de diversa índole. Pueden estar causados por factores genéticos que se manifiesten de muy diversa forma, pero hay ocasiones que las causas derivan de accidentes, tanto en niños como en adultos, o de la adquisición de hábitos adquiridos desde la más tierna infancia, como chuparse el dedo o empujarse los dientes con la lengua.

Las maloclusiones -mal alineamiento en que los dientes superiores e inferiores encajan entre sí- pueden deberse a distintas alteraciones que necesiten de tratamiento. Entre las alteraciones más comunes nos encontramos con las que dependen de la posición de la mandíbula y, por consiguiente, los dientes. Un ejemplo sería el denominado prognatismo -nos encontraríamos con una posición adelantada- y, en caso contrario, retrognatismo. También, según sea el tipo de mordida, ya sea por causas genéticas o de hábitos, algunos tipos frecuentes que podemos encontrar son: abierta, cubierta, borde a borde, o cruzada –cuando los dientes inferiores caen por delante de los superiores-. Podemos hablar también de otras alteraciones debidas a defectos en las distancias de separación entre las piezas dentales. Aquí tendríamos las que se dan tanto por exceso -diastemas-, como por defecto -apiñamiento-.

Sea cual sea la causa, si lo que se pretende es evitar problemas futuros, la evaluación del problema por parte de un equipo multidisciplinar será el camino más efectivo para ello. De esa evaluación y diagnóstico a criterio del ortodoncista, dependerán las alternativas más eficaces que pongan a disposición del paciente, el aparato de corrección dental más idóneo. Alternativas que, ya sean fijas o removibles, a día de hoy, son muchas y variadas, y que van desde los tradicionales brackets metálicos, a los de colores, cerámica o zafiro, o las más modernas y estéticas ortodoncias invisibles.

Con el tratamiento de ortodoncia se puede empezar desde jóvenes a ser conscientes de la importancia de las piezas dentales, de su cuidado y su higiene. Se recomienda consultar con la clínica de proximidad y confianza cuándo poder empezar a prevenir y corregir, con el fin evitar problemas mayores en futuro. Y, en los casos donde el futuro ya se ha convertido en presente, en este post queda demostrado que existe una amplia variedad de posibilidades, sea cual sea el caso o el estado de los dientes, para no tener que renunciar a la sonrisa perfecta.